neuroarquitectura

La neuroarquitectura

Como vimos en un post anterior para el diseño de espacios de trabajo el bienestar y la salud son factores que siempre tenemos en consideración en nuestros proyectos. La Neuroarquitectura incorpora a los principios tradicionales de la arquitectura (estética, materialidad y funcionalidad), otros conceptos más ligados a la neurociencia, al bienestar del ser humano, a su percepción, su confort y su salud. Pasamos más del 30 % de nuestro tiempo trabajando en espacios cerrados y considerando que el bienestar de los trabajadores influye proporcionalmente en su rendimiento, es primordial que las empresas se preocupen por crear entornos confortables y saludables para sus trabajadores. Es importante remarcar que 90% del beneficio de una empresa depende de sus recursos humanos, de las personas.

A raíz de la pandemia de 2020 el tiempo pasado en el interior de los hogares también ascendió, sobre todo en edificios de vecinos, dándonos cuenta, muchas veces, de que dichos edificios también necesitan un “rethinking” sobre su función y comportamiento sobre las personas, de ahí que muchos se hayan pensado emprender reformas sostenibles en edificios de viviendas como una forma de mejorar la vida útil de los mismos, pero también como una forma de aumentar el confort y la calidad de vida de sus usuarios.

Los principios que hemos establecido son los de la neuroarquitectura o neurociencia aplicada a la arquitectura.

En nuestra misión como arquitectos en los proyectos de equipamientos y edificios de oficinas nos hemos propuesto favorecer al trabajador que es el valor más preciado de las empresas y el usuario final de nuestra obra arquitectónica. Favorecer entendido como fomento del bienestar y la salud de los usuarios, su confort. De la misma forma, en los proyectos de nueva construcción, reformas o rehabilitaciones residenciales, aparte de intervenir en los últimos casos en la conservación y mantenimiento de los edificios de viviendas , se pretende siempre una mejora sustancial en el ahorro del gasto energético de los mismos, uno de los grandes talones de Aquiles del parque de edificios actual, muchos de ellos creados en épocas donde no se tenía en cuenta ni en perspectiva la sostenibilidad; así como la mejora del confort térmico de sus moradores.

Con los principios de la neuroarquitectura o neurociencia aplicada a la arquitectura, estas actuaciones incorporan recursos como favorecer la iluminación y la ventilación natural, la renovación y el control de la calidad del aire, el acondicionamiento acústico, o la presencia de la vegetación en los espacios habitables o de trabajo, lo que nos permiten obtener esos lugares que serán confortables para los usuarios finales, ya sea en los edificios de viviendas, o en las grandes corporaciones en el caso de los edificios de oficinas y sedes de empresas, donde estas estructuras y pensamiento estratégico influirá en su felicidad como integrantes de un colectivo, sea una comunidad de vecinos o  una empresa que se preocupa por ellos.

Otros factores considerados en la neuroarquitectura son: la altura de los espacios, los materiales empleados, el diseño de zonas que facilitan las relaciones sociales en las áreas comunes, incluso otro tipo de prescripciones como son el fomento de la actividad física, los espacios de ocio en zonas determinadas de los edificios (zonas comunes), el descanso o la distensión, u otros factores como el fomento de alimentación saludable con la incorporación de huertos.

El uso de materiales naturales y reciclados no sólo ayuda a la conservación del medio ambiente, sino que también es capaz de trasladar al usuario un estado de tranquilidad y serenidad, que lo une a la naturaleza. La iluminación natural y la vinculación de las estancias a espacios exteriores de descanso ayuda a mejorar la eficiencia y el descanso general, por ejemplo, la conexión visual y física con las áreas verdes en los edificios de viviendas.

Se generan lugares de interrelación, en los que se introducen elementos como el cromatismo y el confort acústico, que mejoran la comunicación y el estado de ánimo de las personas, generando espacio de vida o trabajo más amenos y agradables.

Prueba de este ejercicio son las oficinas de una importante multinacional en la que hemos aplicados estos conceptos de neuroarquitectura. En ella Los espacios de trabajo se nutren de la presencia de la vegetación, que acerca al usuario a la naturaleza, produciendo sobre él un confort psicológico que contribuye a la mejora de la concentración y la productividad.

Puedes ver este proyecto en el siguiente link: Oficinas de ITRS Spain