10 Feb La Bioconstrucción en la arquitectura
De un tiempo a esta parte la arquitectura ha ido modificando su modo de ver los edificios y los espacios adaptándose más a la sociedad contemporánea, en lugar de transformar el mundo con criterios que lo protejan. Pero poco a poco volvemos a cambiar el modelo, a pasar de las rígidas construcciones de los años 60 y 70 que tenían como objetivo crear lugares de trabajo o vivienda independientemente de la ubicación y recursos disponibles, a los nuevos y re-descubiertos conceptos como la bioconstrucción.
La bioconstrucción es más que un concepto de construcción en sí, es un compromiso en el cual se emplean los materiales más adecuados, pero considerados de bajo impacto ambiental o extraíbles mediante procesos sencillos de bajo coste o materiales que sean altamente reciclables, vigilando estrictamente su huella de carbono y ciclo de vida.
La bioconstrucción se fundamenta en el respeto al medio ambiente, pero sus principios no surgen de la nada, ni son un concepto nuevo; nace de la sabiduría constructiva acumulada, heredada y optimizada a base de prueba y error, generación tras generación, en la historia de las civilizaciones.
Ejemplos de construcciones que se rigen por los principios de la bioconstrucción, son los que conocemos como “arquitectura vernácula” o tradicional, tales como la yurta mongol, el tipi indio o los palafitos de Filipinas y del Amazonas. Son construcciones que tienen muy bajo impacto ambiental, se adaptan a la orografía y al clima de su emplazamiento y, además, recurren a materiales de origen animal o vegetal aprovechando absolutamente todo lo que la naturaleza les aporta.
En el mundo de hoy podemos ver que estos conceptos son adaptables a la arquitectura contemporánea. De esta forma, el arquitecto de un proyecto bioclimático, a parte de considerar la orientación, la adaptación topográfica, o fenómenos físicos que permiten aprovechar la iluminación y ventilación natural, o plantear soluciones pasivas que reducen el consumo eléctrico al máximo, siempre tiene la posibilidad de optar por el uso de materiales ecológicos en los sistemas constructivos: cerramientos de adobes, muros de tapial, estructuras de madera, balas de paja estructurales, etc.
En el diseño de espacios interiores también se emplean estos materiales puesto que la bioconstrucción no tendría mucho sentido si no se adapta a todo el concepto global de la construcción. Algunos de los materiales ecológicos ligado a espacios interiores son las pinturas a la cal o a base de silicato (inodoras, inocuas y transpirables), o el uso de maderas certificadas para el mobiliario y acabados.
No es lo mismo un edificio en la Costa del Sol, Málaga, Benalmádena o Fuengirola, donde hay una gran cantidad de horas de sol, que en el norte de España, donde se intentará captar el máximo posible de luz diurna, mientras que en el anterior caso se favorecerá también el rechazo del calor.
La bioconstrucción, en definitiva, se nutre de la tradición para alimentar la arquitectura, con un compromiso medio ambiental del uso y respeto absoluto por los materiales ecológicos, vegetales o biocompatibles que permitan construir un mundo mejor, mas cuidadoso con la naturaleza y saludable para las personas
Puedes ver en los siguientes enlaces algunos ejemplos de bioconstrucción del estudio Quark Arquitectura.